lo sé,
lo intuye el corazón
y sin embargo
te busco entre la gente
que pasea
ajena a mi cansancio.
Una tristeza amarga
se ha aferrado a mis huesos.
Causa espanto mirarla
pero en ella
se refleja mi alma
como en el lago inmóvil
que contempla azorado
mi quietud infinita.
El ocaso acecha agazapado entre los fresnos...
Así,
rendida,
soy una presa fácil.
La oscuridad que brota por mi piel
me va envolviendo
sucia,
usurpadora.
Está tronando.
El cielo
amenaza con caerse sobre mí
deshecho en llanto
No llegarás
a rescatarme de tanta deslumbrante soledad,
a secar con tus dedos mis lágrimas
a aliviar el dolor...
y este sabor pastoso a muerte
que reseca mis labios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario