martes, 13 de mayo de 2014

Los trece mandamientos del supersticioso.

(Aprovechando que hoy es martes 13, hablemos de supersticiones, eso sí con mucha irreverencia y un poquito de buen humor. Aquí les dejo mis "Trece mandamientos del supersticioso"). 



1.- No rompas un espejo. Podrías cortarte y es probable que salgas de casa con el rímel corrido. 

2.- No abras el paraguas dentro de la casa. Y menos si hay alguien cerca al que podrías sacarle un ojo. Recuerda que sacarle un ojo a alguien también trae mala suerte.  

3.- No dejes el sombrero sobre la cama. Se te dormirán las ideas. Bueno, si a estas alturas del S. XXI usas sombrero es posible que ya estés bastante “dormido”. 

4.- No pases por debajo de una escalera. Y si pasas no la empujes, al que está subido a ella le traerás mala suerte y muchas probabilidades de escayola.  

5.- Evita cruzarte con un gato negro. Es imprescindible que,  si te lo cruzas, des inmediatamente tres pasos atrás. Eso sí, teniendo cuidado de no volver a pasar por debajo de la escalera de antes. 

6.- No derrames la sal. Según la tradición, si lo haces, debes lanzar una pizca sobre tu hombro izquierdo, ya que es el sitio por el que se asoma el diablo (o al menos eso es lo que dicen los religiosos que siempre han sido de derechas) Dicen los entendidos que si derramas sal, azúcar, vino o leche, es señal de que tu economía se verá resentida. Eso sí, en favor de la del simpático dueño de Mercadona, ya que tendrás que volver a hacer la compra.  

7.- No dejes que te barran los pies.  Y menos si acabas de comprarte zapatillas nuevas. 

8.- Si vas a casarte, prohibido que el novio vea el vestido  antes de la boda. Si resulta que pareces un repollo igual se arrepiente… 

9.- No te levantes de la cama con el pie izquierdo.  Mejor aún… ni te levantes. Total… para lo que hay que ver en la tele. 

10.- No vistas de amarillo. No olvides que Molière murió en el escenario vestido de amarillo. Y si el color amarillo pudo cargarse a un genio como él, contigo no tendrá piedad, te lo aseguro.  

11.- No viajes en día martes, y más aún si es martes 13. Es más, no viajes nunca. Recuerda que viajar amplía tus horizontes, te ayuda a eliminar prejuicios, te hace crecer como persona, te vuelve tolerante… y ¡no podemos permitir eso! 

12.- No pierdas un guante. O cómprate todos los pares del mismo color…  

13.- No cuelgues un cuadro torcido. ¡Alguien podría pensar que es arte moderno!


Si después de leer estos consejos  te das cuenta de que has hecho todas esas cosas y no has tenido mala suerte en tu vida, existen dos posibilidades:

Una: que seas un “Gafe” (en España hay algún ejemplo de dominio público) y la mala suerte la repartas a diestro y siniestro generosamente y sin quedarte nada.

Dos: que tu retorcida mente científica no sea capaz de relacionar los hechos  con meridiana claridad para darte cuenta de que los recortes en I + D no son simples casualidades de la vida. 

lunes, 12 de mayo de 2014

Dos abrazos



Hoy he recibido dos abrazos.

Uno por la mañana, impregnado de reencuentro. Un abrazo feliz, apretado y afectuoso, que me llenó el corazón de regocijo, predecesor de una charla animada, regada con vino y risas.

El otro abrazo, el de la tarde, venía teñido de luto. Un abrazo largo, triste, de esos que no necesitan de palabras porque en el silencio el dolor se comparte plenamente y las almas se comprenden y se consuelan arropadas en la mutua lealtad y la ternura.

¡Cómo es la amistad! Lo mismo estalla jubilosa, franca y deslumbrante, llenando el aire de luces y esperanzas, que se acurruca noble y cómplice en los corazones rotos para ofrendar consuelo y curar heridas con vocación galena.

En todo caso, y mirando hacia atrás, y hacia adelante, y a los lados, sólo abrazo un deseo:

“Que nunca,

nunca,

nunca

me falten mis amigos”

lunes, 5 de mayo de 2014

Paréntesis



Sea mi soledad el único tributo

al Dios Obstinación y sus sicarios, 

guárdeme Maya de ejercer su magia 

sin abolir la ralea de los que 

engendran esclavos.



Sea mi soledad ¡tan merecida! 

una forma de vida con la muerte 

hasta que cambie el viento

y sople desde el sur 

deshilachando brumas, 

barriendo nubarrones en mi orilla.



Sea una vez y otra, 

la primera,

y descúbrate más allá de las montañas

ávido de ternuras tempraneras 

expectante y rendido a los ritos de amor 

que te enseñare. 



Sea el aliento helado de la muerte 

el que de vida a las llamas que se aúnan 

para forjar la perfección del cosmos 

en que nos transformamos … 



Sea tu soledad también la mía, 

y encuéntrense las dos para extinguirse 

entre tu cuerpo y el mío entrelazados...





Sea. Y cuando haya sido, 

entonces, 

hagamos un paréntesis...



¿Serías capaz, amor, 

de penetrar mi alma deshabitada,

y poblarla de estrellas?





viernes, 2 de mayo de 2014

Rosario de palabras



Yo, que ya no sé orar, no supe sostenerlo entre los dedos. Se me cayó el rosario de palabras andantes y salieron rodando, desperdigadas por el suelo del salón. Las estaba enhebrando para componer con ellas, una poesía. Pero el hilo, más débil que el peso de las mismas, rompió sin previo aviso. Y se perdieron muchas debajo del sofá, detrás de las cortinas, en el rincón umbrío junto a la biblioteca.

Mientras las busco, hilvano las que voy encontrando y entonces lo comprendo:

De toda lógica es, que el hilo de la trama no aguantara la carga. Se trata de palabras de mucho peso. Entre ellas están “lucha”, “verdad”, “filosofía”; y también “profesor”, “igualdad”, “prosperidad”, “irreverencia” y “lápiz”.