sábado, 4 de mayo de 2013

Déjame



Déjame que te mire a través de la niebla 

de mis ojos cansados 

alejarte sin prisa por el camino 

angosto de mi pueblo dormido. 

Y que busque la huella que no 

dejan tus pasos en la calle empedrada 

como he buscado en vano 

me regalen tus manos 

la encendida caricia 

que jamás te he pedido. 



Déjame que recuerde la canción de tu voz 

cuando me hablas 

sin saber que aceleras de mi necio 

corazón los latidos. 

Y que invente palabras 

que desnuden el alma de pudores 

floreciendo en tus labios 

pegados a los míos. 



Déjame que le explique al agua 

de la fuente, con mis lágrimas, 

la insondable tristeza 

que atraviesa mi pecho 

cuando finjo 

que no eriza mi piel 

ese roce casual de nuestras manos, 

y el frío de tus ojos no descubre 

la pasión en los míos. 



Déjame que perfume con jazmines la casa 

a la que tú no llegas 

y que sueñe mi alcoba 

de tu olor impregnada, 

y en ese sueño prohibido, 

amanéceme tuya 

rozando con tus dedos mis caderas 

pero no me despiertes 

si es que al abrir los ojos 

te habrás ido.

No hay comentarios: