jueves, 19 de mayo de 2011

Sinfonía de caracola en repisa



La arrastró el mar hacia su orilla… atronando la tarde la expulsó  del país de las algas y la espuma… la abandonó en la arena…
Desterrada del agua se ahogó en tristeza. Su lamento se hizo aullido en la brisa salada.
Un niño que jugaba en la playa la encontró medio enterrada y desnuda de esperanza. Curioso, se la acercó al oído y oyó su canto-llanto. Entonces, compadecido, se la llevó a su casa.
Ahora, rodeada de juguetes y de libros habita en el segundo  estante,  encima de la cama… han sanado sus heridas con jarabe de canciones infantiles.
Y cuando el niño escucha en su interior, alguna que otra vez, antes de abrazarse a un sueño, descubre cascabeles de nácar, cánticos de sirenas, risas de estrellas de mar, y hasta algún llamado de rezagadas ballenas  de vez en cuando.

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