Escribo, porque la alternativa a escribir, es un vacío espantoso. Porque en las líneas que invento me va la vida. Y porque no sé hacer otra cosa que me haga más feliz.
lunes, 12 de mayo de 2014
Dos abrazos
Hoy he recibido dos abrazos.
Uno por la mañana, impregnado de reencuentro. Un abrazo feliz, apretado y afectuoso, que me llenó el corazón de regocijo, predecesor de una charla animada, regada con vino y risas.
El otro abrazo, el de la tarde, venía teñido de luto. Un abrazo largo, triste, de esos que no necesitan de palabras porque en el silencio el dolor se comparte plenamente y las almas se comprenden y se consuelan arropadas en la mutua lealtad y la ternura.
¡Cómo es la amistad! Lo mismo estalla jubilosa, franca y deslumbrante, llenando el aire de luces y esperanzas, que se acurruca noble y cómplice en los corazones rotos para ofrendar consuelo y curar heridas con vocación galena.
En todo caso, y mirando hacia atrás, y hacia adelante, y a los lados, sólo abrazo un deseo:
“Que nunca,
nunca,
nunca
me falten mis amigos”
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2 comentarios:
Es la vida, hay abrazos de todo tipo, pero lo importante es que estén.
Y otro abrazo, este virtual.
HD
Gracias Humberto.
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