Hace días que llueve sin descanso. La ciudad agradece la
limpieza y brilla de contenta por todos los rincones.
Tengo ganas de verte. No sé si sea la lluvia la culpable de
tantos desencuentros. Lo cierto es que te busco y solo veo tus huellas en forma
de pompas de jabón, de tazas de café, o
de calderilla abandonada al fondo de un cajón. Tu rastro es mi esperanza, pero es
solo eso, una vaga señal de que estuviste, en alguna esquinita de un sueño a la
hora de la siesta, en un puñado de motas
de polvo, atrapadas en los rayos de luz que se cuelan por las rendijas de mis persianas maltrechas.
Yo quiero ver tu rostro escondido tras las cortinas
verdes, quiero leer las respuestas en tus pupilas negras sin
la necesidad de repetirte siempre las mismas preguntas. Presumir tus sonrisas.
Anticiparme a tus peros... Esperar que contestes, pero solo un segundo, o
dos... o lo máximo cinco... No quiero aguardar una eternidad para saber que
estás, o que estuviste.
Te necesito ahora. Sin demora.
Sin excusas. Sin motivos…
Sin excusas. Sin motivos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario