24 de Junio de 2012
La visita se realizó en completo silencio. Ninguno de los participantes osamos siquiera formular una sola pregunta, hacer una observación en voz alta, emitir una opinión o un juicio. Las palabras sobraban. Todas.
Los ojos contemplaron incrédulos las pruebas de aquel horror tan brutal mientras en el fondo del alma cada uno de nosotros se preguntaba: “¿Qué mierda tiene que pasar por la cabeza de un ser humano para llevar a cabo algo como esto?” Nadie halló la respuesta…
Indudablemente el hombre es capaz de la más espantosa de las crueldades, y al mismo tiempo de la más férrea resistencia ante cualquier adversidad.
Imposible quedar indiferente ante semejante página de la reciente historia…
Quisiera poder compartir con mis amigos lo que he sentido, pero no puedo, por la sencilla razón de que no lo sé… y aunque a mis labios arriban las palabras: tristeza, dolor, rabia, miedo… creo que la que mejor define lo que en mi corazón late es “sorpresa”. Quizá algún día pueda explicar el porqué…
Para los que no lo saben, hoy he visitado Auschwitz.
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