En un lugar así mi alma haría una fiesta.
Abrigaría una
alegría feroz, semejante a un cielo zarco atravesado por golondrinas veloces.
Treparía ese silencio tenso y oblongo solo para escuchar el murmullo que
inventan las hojas al pasar quedamente...
Y se dormiría por fin,
en un campo
estrellado por infinitas luciérnagas parpadeantes, acunada en palabras
susurradas al viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario