El golpe me alcanzó de pie. Antes del dolor fue el desconcierto, la incredulidad, incluso el espanto… Un abismo se abrió bajo mis pies y caí dentro, sentada en una silla, creo recordar. El horror y el olvido compitieron para hacerse con el terreno… al final el primero ganó la batalla y se instaló a vivir entre mis sienes. Nada sobrevivió de aquellos días en que fuimos felices. Como en un “Chernóbil” particular la vida sucumbió en medio del fuego y el espanto.
Se sucedieron las noches y los días impregnados de muerte. No estoy segura de cuál fue el momento exacto de mi metamorfosis. Creo que me convertí en este monstruo a medio camino entre la tierra y el averno en el instante en que mirándote a los ojos, escuché de tus labios las palabras “lo siento” y tuve la certeza de que estabas mintiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario