Mojados de rocío
los naranjas, marrones,
rojizos y amarillos
resplandecen oficiando el ritual
del recién estrenado otoño.
Repta la mañana hacia mis ojos
mientras la arboleda
tiembla suavemente
sembrando de crujiente hojarasca
los caminos.
Ha enmudecido el agua de la fuente…
Huyen las sombras
que habitaban recostadas a los troncos…
Una brisa feroz, disfrazada de hielo,
enrojece mi rostro y me roba una lágrima.
Tres hilachas de luz amarilla
se filtran lentamente entre las copas
y dibujan un puzle parpadeante
en el suelo a mi paso.
Mágico amanecer de Octubre…
¡déjame caminarte
cada instante
que dure en el paisaje
tu arcoíris!
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