Es difícil acertar con la jugada…
Tomamos un puñado de palabras y las echamos en el cubilete agitando con destreza o con presteza.
Soplamos… que no falte el ritual para la buena fortuna.
Y las lanzamos con más fuerza que maestría sobre el tapete blanco de una página virgen.
La mayoría de las veces la jugada no vale un pimiento y perdemos la apuesta. Nos frustramos, nos flagelamos y nos replanteamos como otras tantas veces el precio de esta salvaje vocación, nuestro talento y el sinsentido de nuestras vidas.
La existencia del delineante de quimeras es así. Un instante de lucidez, y horas, días, interminables semanas… de deambular perdido en los yermos territorios del desconsuelo.
Sin embargo, un día de estos, con un poco de tino y mucha buena estrella, saldrá una combinación ganadora y la perfección se hará frase, párrafo, cuento o poesía… y entonces… redescubriremos el mundo a través de un puñado de esquivas palabras, que bien mezcladas, nos regalarán ese cóctel exquisito y embriagador que nos seducirá irremediablemente… y volveremos a caer en el vicio pertinaz de este juego suicida.
2 comentarios:
Creo que un día de estos me voy a animar a jugar....
Yolanda
Yo te animo, Yolanda, no me cabe duda de que lo harás muy bien.
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