domingo, 17 de mayo de 2015

Papá


Por suerte papá estaba loco. 

Me ponía alas en los pies, versos en los ojos 
y mariposas en las manos.
 
¡Un loco de atar! 
Por suerte...

De la luz o del fuego




Se me instaló un sol dentro del pecho. 

Unos dicen que alumbra, pero a mí me está quemando.

domingo, 3 de mayo de 2015

Peaje





Las rodillas desolladas 
son un peaje razonable, teniendo en cuenta los vuelos desaforados 
y demás delicias 
que le proporciona 
la bicicleta.

viernes, 1 de mayo de 2015

Queridas tormentas

Este es un texto compartido. 

Mi sobrina, Mica Alexandre puso la inspiración. Y entre las dos hicimos el trabajo. 




 Después de las tormentas nos queda recoger nuestros propios girones. 

Rescatar lo que esté entero. Hacer recuento de daños irreparables y de certezas a salvo.

Componer lo que nos queda en las manos, reconstruirnos las alas, recolectar las migajas para volver a poner en marcha el reloj de arena.

Después de cada tempestad y durante una época ¡nos somos tan extraños! No nos reconocemos a causa de los cambios que esculpieron los golpes. Nos erguimos transparentes, ligeros. Como los vampiros, no nos reflejamos en los espejos.

La brillantez del día estrenando luz contrasta con nuestro “blanco y negro” que insiste en no marcharse. Y para desembarazarnos de la sombra no basta con ponernos en pie, hay que aprender a subir por las montañas de escombros sin caer al abismo.

Yo quiero a mis tormentas. A su brutalidad le debo lo que ahora soy, lo que conmigo cargo. Ellas me construyeron a base de aguaceros y huracanes, a base de viento inclemente y frío del que cala los huesos. Erosionaron las muecas de dolor que ahora son sonrisas. Llenaron mis ojos de arena hasta que pude llorar toda amargura.

Ellas me enseñaron a buscarme, y a reconocerme cuando me encuentro. A tender yo misma los puentes que franqueen mis ríos. Me revelaron el inicio secreto de las escaleras de caracol y encendieron el fuego que me alumbra los caminos ascendentes, repletos de restos de los propios naufragios.

Desde que no las temo, he comenzado a amarlas. Tal como la semilla ama la tierra que la sepulta viva. Son el reto que espero cuando la vida amaina largamente. Mis maestras, mis musas… mis queridas tormentas… las que me ponen retos inalcanzables para que en el fragor de todas mis luchas edifique mi propia obra de arte con los pedazos inservibles de una vida que destruyen para que yo me siga levantando. Y me venza. Y me salve.