martes, 22 de abril de 2014

Puertas

Dibujo: Puerta vieja - Carlos Sánchez


Nació un 13 de Enero. A ella le gustaba decir que nació el día 13 del mes 13, solo para que los supersticiosos cayeran en la tentación de darle la murga y poder mandarlos a la mierda sin contemplaciones. Pero su suerte nunca estuvo ligada a los números y ella lo sabía. De hecho, todas las puertas de su existencia se las había abierto o cerrado la palabra.

La puerta del mejor colegio de la ciudad, al que entró saltándose un curso, se abrió porque sabía leer perfectamente con solo 4 años.

La puerta de la sala de castigos se cerró tras ella gracias a la frase: “te vas a cagar mamón”, cuando el cura quiso hacerle creer que tocarle el culo era algo de lo más natural y hasta tenía su mística.

La puerta del periódico universitario la franqueó triunfante con aquel artículo bajo el brazo, sobre la tendencia de los represores a restringir la filosofía en favor del credo.

Y las puertas de la lucha colectiva las empujó ella misma fundando contra viento y marea la revista “Mi mundo ciego” en la que, desde el exilio, denunciaba los abusos de un régimen totalitario, falsario y déspota que masacraba a su pueblo ante las narices de las “naciones libres” sin que nadie hiciera nada.

Esa misma lucha le abrió una noche, cruzando la frontera, el portón de la cárcel. Y allí, en aquel universo sin ventanas ni papel donde escribir, en el mismo instante en que se cerraba tras ella la reja metálica, se colaba en su alma un resquicio de luz, al oír las palabras “Hola, soy Laura” que en forma de bienvenida le regalara su compañera de celda; la misma que derrumbaría todos los muros y abriría de par en par todas sus puertas, develando para ella los secretos del amor, tras los barrotes del calabozo número 13.

Para los que gustan de sumar números y hacer cábalas haré una pequeña aclaración: que las puertas del infierno se abrieran para ella un 5 de Agosto, nada tuvo que ver con la mala suerte. Fue la consecuencia natural de haberse negado una y otra vez a “colaborar”, de no revelar un solo nombre, ni facilitar un solo rastro para que los redactores de “Mi mundo ciego” pudieran seguir contando las verdaderas noticias.


viernes, 18 de abril de 2014

Ojos de agua




Soy un secreto a voces, 

un puñado de arena incandescente, 

un movimiento pendular, 

un chaparrón de semillas de colores, 

un a onda en el agua, 

sucesor de otra onda, y de otra… 



Soy la sombra, el temblor, el desconsuelo, 

el heredero de un tesoro inventado. 

A veces, un haz de luz mortecina 

atravesado por motas de polvo deambulantes, 

un báculo sin dueño, 

un espejo hecho añicos 

y sus correspondientes años de infortunio… 



Una preguntas retórica, 

un descuido, 

un rastro de carmín inculpador, 

una falacia, 

una disculpa incoherente a mitad de camino 

entre mi desazón y tus ojos de agua.