sábado, 30 de marzo de 2013

La Cruz del Sur




Estío,
medianoche.
La brisa balancea
levemente el cedrón
perfumándonos el aire.
La casa se estremece frente a tanto silencio.
Dos jirones de nubes
inmóviles observan, como tú,
las estrellas...
Buscas en nuestro cielo
no sé que raro misterio...

Mis ojos te acompañan en ese extraño viaje
mientras descubres seres rondando el infinito.
Tu mano distraída va dibujando lunas
en la piel de mi espalda
bajo el blanco vestido.

¿La ves?
Aquella es,
apenas reclinada sobre el negro horizonte,
la que antaño fue guía generosa y espléndida
de arrojados marinos,
la que señala el sur sin titubeos...

¡Qué maravilla esconde su aura
luminosa,
sínople y plata!

(Oigo tu voz quebrada
rendirse ante tanta rutilante belleza)

Contémplala, mi amor,
contémplala sin tregua ni final,
esa es la Cruz del Sur,
mi Cruz del Sur.
Mírala eternamente desde el sueño
porque cuando despiertes
volverás a perderla una vez más...
volverás a saber
que ya hace mucho tiempo
la hemos abandonado.

viernes, 22 de marzo de 2013

Bichicome

(dedicado al viejo Tino, que vivió como indigente, aunque no indigno,  
y pereció a manos de la brutalidad y la intolerancia) 

Foto: rafaelgershom.blogspot.es


Con los ojos sangrantes miraba; 

y con desprecio.

De niña me asustaban su voz de pucho y vino, 

los dedos amarillos y resecos, 

las uñas renegridas, 

el olor repugnante de la roña 

y aquel gesto de fiera acorralada.




Algún hombrecito emponzoñado 

de alma uniformada 

pensó entonces 

que deslucía con su peste las calles de mi pueblo. 

Y le mató 

dejándome la culpa adolescente 

por el asco y el miedo… 

un espanto que regresa a mis noches todavía, 


cuando la tormenta rasga 

con su puñal de estruendo el cielo renegrido


como las uñas del viejo Tino.