jueves, 21 de abril de 2011

El delirio menguante


Se cierne la habitación sobre mí. El cielo raso amenaza con aplastar mi cabeza mientras una ventana se acerca peligrosamente a mi codo derecho. Intento estirar una pierna y me queda atascada en la estufa de leña. Se amontonan a mi espalda las sillas del comedor y una de ellas me clava una pata entre los omóplatos. Intento gritar pidiendo auxilio pero el ventilador de techo está a punto de romperme los dientes con una de sus aspas, así que vuelvo la cabeza y busco, con la mano que aún puedo mover, el mando de la tele, o el interruptor de la luz… cualquier cosa que pueda pulsar con la esperanza de que haya algún botón que detenga lo  inevitable…
Lo que parecía un buen refugio  va a convertirse al parecer, en mi tumba.
En el momento justo en que el cuadrito de punto de cruz con la inscripción “Home sweet home” va a clavárseme en el ojo, me asalta la duda ¿Seré yo la que crezco desbocadamente o es la casa la que mengua sin darme respiro?
Intuyo que, por mucho que arreciase ahí fuera la tormenta, jamás debí colarme en la casa de Alicia.

viernes, 8 de abril de 2011

Al día en que no estás

Un día sin ti es una reverencia al desamparo,
una brecha  feroz en el alma abrasada
de acerba soledad
y desencanto.
Una entelequia gris en mi cabeza…
Un grito de dolor.
Un augurio fugaz  de desaliento.
Una maldita pausa
entre sístole y diástole
de una complicidad sin concesiones al más nimio descuido.
Ochenta mil segundos desiertos de armonía.
Demasiados momentos despoblados de estrellas.
Infinitos instantes cómplices de la muerte.

lunes, 4 de abril de 2011

Metempsychōsis

Caminé hacia el ocaso vertiendo huellas de pegajosa amargura,
pisando la hojarasca sin piedad ni conciencia,
salvando el temblor fronterizo de la tierra mojada,
buscando sin honor ni entereza
la salvación improbable en un Dios despiadado.
Mis ojos amarillos se vengaron del cielo y se cerraron,
no quise ver, no pude,
y escondí mi verdad entre los pliegues ásperos
de la túnica oscura que me ofreció el silencio.
Toda mi soledad se hizo universo,
exterminio mi polvo,
abandono mi rabia…
vino de ajenjo, arpón, larva de tumba…
La metamorfosis definitiva me alcanzó desnuda
mientras me agachaba para vomitar mis miserias
tras el tronco de un árbol desconcertado.

La muerte cara a cara es un alivio
Siempre y cuando la vida se retire… pero no así,
muertos y vivos.
Siempre muertos y vivos.

(Escrito en Marzo de 2011 para "Léptica" en su obsesión nro. 6: "La Metamorfosis")